Los infantes quedan ridiculizados ante los cortesanos del Cid, por la cobardía demostrada ante la visita de un león. Vengan las burlas abandonando a sus esposas en el Robledal de Corpes, después de azotarlas bárbaramente. El Cid pide justicia al rey y los infantes son declarados traidores. Se celebran nuevas bodas de doña Elvira y doña Sol con los infantes de Navarra y Aragón
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